Por Dr. Eliades Acosta Matos

El Programa de Gobierno del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), de cara a las elecciones del 20 de diciembre de 1962, fue hecho público en la página 5 del diario El Caribe, del 29 de noviembre de ese mismo año.

Por supuesto, Juan Bosch, candidato presidencial del PRD y otros dirigentes de ese partido, habían estado intercambiando con los electores, escuchando las necesidades y reclamos de la población, y de este diálogo vivo salieron las ideas centrales que vertebrarían las políticas públicas a implementar, una vez que resultaran triunfadores en los comicios.

La radiodifusión jugó un papel central en la campaña y Bosch, desde el programa radial diario Tribuna Democrática, de la emisora Comercial, mantenía canales de comunicación que resultaron de enorme utilidad para definir las prioridades y las medidas de un gobierno que, por pretender atacar los males nacionales de raíz e instaurar una democracia con justicia social, iba a constituir, de hecho, una revolución desde el poder.

Las numerosas y novedosas políticas públicas puestas en práctica durante el breve gobierno del presidente Bosch no fueron producto de la improvisación ni del capricho de un caudillo, sino frutos de mesurados análisis científicos de la realidad, de respeto a los principios de la democracia y de participación popular. En apenas siete meses se tomaron decisiones estratégicas, teniendo como ejes centrales el adecentamiento de la gestión pública, la lucha contra la corrupción entronizada en todas las esferas de la vida social, el cese de privilegios y malas prácticas, la reducción del tamaño del propio gobierno, una mejor utilización del gasto público como facilitador del desarrollo y el establecimiento de prioridades inclusivas.

Con responsabilidad y sin demagogia, el Programa de Gobierno del PRD comenzaba planteando que en este no se incluían las medidas inherentes al funcionamiento normal del gobierno, como «reparar carreteras y acueductos, fabricar escuelas y alcantarillas […]». El contenido del Programa se centraba en lo que se definió como «[…] las principales obras, si el pueblo le da el poder al PRD en las elecciones del 20 de diciembre de este año», dividiendo las mismas en sectores priorizados como el económico, que constaba de catorce medidas principales; el social, con ocho medidas; y el político, constituido por tres medidas. Evidentemente, se trataba de ejes estratégicos sobre los cuales las medidas esbozadas entrarían en vigor como políticas públicas.

En la contienda electoral, el Programa de Gobierno del PRD fue duramente atacado por los partidos rivales, especialmente por la Unión Cívica Nacional (UCN), vocero de la oligarquía y los grupos de poder tradicionales que, si bien habían sido reprimidos por la dictadura trujillista, a la cual en algunos casos combatieron, no tenían intenciones de realizar cambios profundos en las estructuras del país, limitándose a reformas que no afectasen el dominio y la hegemonía de las clases explotadoras. Pero el pueblo, especialmente el electorado, sí sintió reflejados sus intereses en el Programa, como testimoniarían los resultados de los comicios.

Como era de esperar en un país sumido en la  pobreza, el analfabetismo, la falta de atenciones médicas, las exclusiones,  el desempleo y el subdesarrollo, que recién salía del horror represivo de tres décadas de dictadura trujillista donde no había participado en elecciones democráticas, y para el que el totalitarismo personalista, los hábitos , intereses y caprichos dictatoriales eran las únicas formas que conocían de Estado y gobierno, el Programa del PRD no podía menos que ser muy claro y sencillo, incluso, modesto.

En lo económico, la primera medida era llevar a cabo la Reforma Agraria para beneficiar a 70,000 familias de agricultores. Se utilizarían, en primer lugar, las tierras del gobierno y otras que se adquirirían para estos fines, de acuerdo con lo estipulado en la Constitución y las leyes. En segundo lugar, se establecería una política de precios justos para los productos agrícolas, de fumigación y construcción de frigoríficos que permitiesen su conservación. En tercer lugar, se crearía una central de cooperativas ganaderas para que, en el menor tiempo posible, se introdujesen en este sector estratégico para la alimentación del pueblo los adelantos científico-técnicos requeridos para su desarrollo. Obsérvese que la figura de las cooperativas, que también se crearían en el sector pesquero, era un enfoque más participativo y, por lo tanto, más democrático, de los trabajadores en la toma de decisiones y en el disfrute de los beneficios de su labor, permitiendo una interactuación con el gobierno más planificada y eficaz. Bosch y su partido abogaban por acrecentar no el poder de los oligarcas, sino el del pueblo trabajador, reduciendo las tensiones sociales.

Las cooperativas, uno de los pivotes centrales de la estrategia de gobierno del futuro presidente Bosch, no eran una forma típicamente privada de gestión, sino mucho más colectiva. El punto cinco de las estrategias económicas lo revela de manera muy definida, al abogar por «[…] la entrega de las empresas azucareras del gobierno a cooperativas formadas por agricultores o colonos, los trabajadores y el gobierno, reguladas por una ley especial».

En cuanto al desarrollo industrial se especificaba, en el punto siete de las estrategias económicas, apoyarlo con la eliminación de impuestos «[…] por un plazo no menor de diez años, para toda industria nueva que se establezca en el país con capital nacional o extranjero y para toda construcción de cualquier tipo, que pueda ser alquilada a precios al alcance de las clases populares». También se exoneraría de impuestos, por tres años, a toda empresa minera que se estableciese en el país, a partir del 20 de diciembre de 1962.

Los puntos ocho y nueve del Programa de Gobierno que el PRD ofrecía al país establecían una reforma integral de los aranceles y de los impuestos, para ponerlos a tono con las nuevas políticas productivas y comerciales de la nación, incluso se planteaba la modernización de estos sistemas mediante «[…] la mecanización y la adquisición de todos los elementos necesarios para hacerlos más eficientes y justos».

El punto diez refrendaba la voluntad del PRD de proteger a los pequeños agrícolas, industriales y de servicios para que pudiesen competir en condiciones favorables con los grandes productores, adelantándose en décadas al fomento de las Mipymes. El punto once apuntaba a la creación de una red de Tiendas del Pueblo, donde los más humildes tuviesen acceso a productos de primera necesidad a precios justos.

El punto doce del Programa de Gobierno que el PRD proponía al pueblo esbozaba una posible solución al agudo problema habitacional, al declarar la voluntad de prolongar por 20 años las hipotecas y cancelar de inmediato las de bien único familiar pertenecientes a menores, viudas o padres de familia. El punto trece, por su parte, apuntaba a la creación en Samaná de una Zona Libre Turística, para lo cual se hacía necesaria la construcción de una carretera y un aeropuerto. Por último, el punto catorce de las acciones a acometer en el sector económico por el gobierno del PRD consistía en la búsqueda de créditos para construir en todo el país un moderno sistema de carreteras en apoyo a la producción agrícola, industrial y el comercio, junto a una red de aeropuertos y puertos, lo que se complementaría, en aras de lograr un desarrollo sostenible, con obras de regadío y la construcción de viviendas decorosas para campesinos y empleados.

El Programa de Gobierno del PRD permitía vislumbrar la filosofía del equipo que se preparaba para triunfar en las elecciones del 20 de diciembre, y muy especialmente del profesor Bosch. Se trataba de ir al fondo y atender las principales necesidades de las clases trabajadoras, tradicionalmente olvidadas en los esquemas de poder que se habían sucedido en el país desde su independencia. Su gobierno no sería el dócil vocero defensor de las clases privilegiadas, ni estaría plegado al poder de las transnacionales y el capital foráneo. Su norte sería el pueblo, la inmensa mayoría de los habitantes a quienes se les trataba de garantizar el goce de libertades y derechos, y, en primer lugar, condiciones dignas de vida para todos.

El Programa de Gobierno del PRD incluía también medidas sociales y políticas que analizaremos en próximos artículos.