Por: Eulalia M Pérez C, M.A.

En esta segunda parte sobre la Epistemología de las Ciencias Sociales, haré una revisión conceptual sobre el concepto de «Poder» en Michel Foucault y el «Cientificismo» en Oscar Varsavsky, con la «Cuestión Social» y la «Cuestión Colonial»; además, abordaré el concepto de «Biopoder» y señalaré su relación con políticas públicas pasadas y presentes, la «Eugenesia» y el «Programa fuerte de las Neurociencias».

Enunciado 2. Articule los conceptos de «Poder» en Michel Foucault, los de «Cuestión Social», «Cuestión Colonial» y «Cientificismo», según Oscar Varsavsky

Con relación al «Poder», desde la antigüedad, a través de las estructuras arquitectónicas, se controla al individuo, se le define su hábitat y se le diseñan los espacios. Las escuelas, los hospitales y las cárceles están diseñadas de manera que el individuo esté vigilado constantemente, sin ni siquiera percibirlo.  Jeremy Bentham fue quien ideó el concepto de panóptico, como mecanismo aplicable al control del comportamiento de los presos en las cárceles.  En el texto El ojo del poder, Foucault (1976, p. 12) sostiene que:

[…] Desde finales del siglo XVIII la arquitectura comienza a estar ligada a los problemas de la población, de salud, de urbanismo. Antes, el arte de construir respondía sobre todo a la necesidad de manifestar el poder, la divinidad, la fuerza. La arquitectura se ha desarrollado durante mucho tiempo alrededor de estas exigencias. Pero a finales del siglo XVIII aparecen otros problemas: se trata de servirse de la organización del espacio para fines económico-políticos […].

En una conferencia pronunciada en Brasil, titulada «Las redes del poder», Foucault (1976, s. p.) plantea lo siguiente:

[…] En la modernidad surge la gran invención con la máquina de vapor, pero, además, en esta época surgieron otras invenciones tecnológicas tan importantes como esa y que fueron condiciones de funcionamiento de otras.

En los siglos XVII y XVIII nace la tecnología política, la cual Foucault agrupa en dos direcciones: primero, la tecnología llamada disciplina.

[…] Disciplina es, en el fondo, el mecanismo del poder por el cual logramos controlar en el cuerpo social los elementos más tenues a través de los que llegamos a tocar los propios átomos sociales: esto es, los individuos. Técnicas de individualización de poder. Cómo vigilar a alguien, cómo controlar su conducta, su compartimiento, sus actitudes, entre otras; esta es la que denomina la disciplina. Ejemplo de esto es el ejército, donde se desarrolla por primera vez […].

La segunda tecnología disciplinaria planteada por Foucault es la educación. Con relación a la misma, su objetivo son los cuerpos individuales (anatomo-política). El Estado convierte la educación en tecnologías de gobierno sobre los individuos.

En este contexto, Foucault M. (1976, s. p.) sostiene que:

[…] Primero en los colegios y después en la escuela secundaria es donde aparecen los métodos disciplinarios con que las personas son individualizadas dentro de la multiplicidad […]

A esta técnica le llama Foucault tecnología individualizante de poder. Es una tecnología que enfoca a los individuos en sus cuerpos y comportamientos; una especie de anatomía-política, que hace blanco en los individuos hasta anatomizarlos. Es el poder sobre cuerpos y poblaciones.

El siglo XVIII descubre ese tema capital: que el poder no se ejerce simplemente sobre los individuos entendidos como sujeto-súbdito, lo que era la tesis fundamental de la monarquía, sino que se ejerce sobre la población.

El descubrimiento de la población es, al mismo tiempo que el hallazgo del individuo y del cuerpo adiestrable, otro gran núcleo tecnológico en torno al cual los procedimientos políticos de Occidente se transformaron. Se inventó en ese momento la bio-política, en oposición a la anatomo-política. A partir de este descubrimiento aparecen problemas como los del hábitat, las condiciones de vida de la ciudad, la higiene pública, la modificación de las relaciones entre la natalidad y mortalidad.  En esa etapa surgió el problema sobre cómo regular el flujo de la población y de qué forma controlar su crecimiento. En tal sentido, Foucault señala que hay dos grandes revoluciones en la tecnología del poder: descubrimiento de la disciplina y de la regulación, perfeccionamiento de la anatomo-política y de la  bio-política.

En lo que concierne al Estado, este controla a través de la ciencia y la tecnología la vida de la población y los cuerpos; la gestiona y organiza, le impone disciplina y la individualiza. Basándose en la ciencia-médica, define en el individuo lo que es normal y anormal.  Al respecto, Murillo (2012, p. 22) sostiene que:

[…] La medicina social, basada en el concepto de enfermedad física y moral de individuos y poblaciones, se conformará en matriz de las ciencias sociales y de las políticas públicas tendientes a remediar la cuestión social. Ella, en alianza con la demografía, plasmará la idea de normal y patológico, y el concepto de «tratamiento» como modelo de reinsertar a quienes se desvíen de la media esperada para la población normal […].

Asimismo, controla la migración, la seguridad, el territorio, entre otras. El control de la natalidad y la superpoblación son controlados a través de la planificación, y en algunos países hay leyes creadas para regular el crecimiento de la población. La misma está asociada a problemas socioeconómicos, algunos autores plantean que, a mayor demografía, menos crecimiento económico.

Las tecnologías del sexo, como dispositivos de la sexualidad, se suman a las disciplinas del cuerpo y a la regulación de las poblaciones para producir un saber-poder. Al respecto, Murillo (2017, s. p.) expresa que:

[…] El objeto del biopoder construye el sexo.  Desde el siglo XIX, la gran tecnología de poder que se despliega es el dispositivo sexualidad. Este dispositivo se constituye en las instituciones estatales y privadas que aseguran no solo el desarrollo de las fuerzas productivas, sino también la jerarquización social y formas de hegemonía. El ajuste entre acumulación de seres humanos y de capital fue asegurado por el ejercicio del biopoder y ello en relación con la valorización del cuerpo […].

En tal sentido, Foucault (1977, p. 63) plantea lo siguiente:

[…] A partir del siglo XVIII, cuatro grandes conjuntos estratégicos se despliegan a propósito del sexo, dispositivos específicos de saber y poder, la historización del cuerpo de la mujer, la pedagogización del sexo del niño, la socialización de las conductas procreadoras y la psiquiatrización del placer perverso […].

Con el Cientificismo, surge una nueva colinealidad del saber, dirigida por los países hegemónicos. En la actualidad se ha creado una elite social en lo que se refiere a la investigación científica. Se ha producido una colinealidad del poder que se articula con la colinealidad del saber, dirigida por los países del hemisferio norte a través de fundaciones e instituciones privadas. Estos grupos invierten grandes capitales en investigaciones científicas sobre temas que responden a sus intereses.

Al respecto, Varsavsky (1969, pp.7-14) plantea que:

[…] Allí es donde se decide, o mejor dicho se sanciona, porque no hay decisiones muy explicitas, cuáles son los temas de mayor interés, los métodos más prometedores, las orientaciones generales más convenientes para cada ciencia, y allí se evalúa en última instancia la obra de cada científico, culminando con premios Nobel y otros reconocimientos menos aparatosos, pero igualmente efectivos para otorgar estatus.  Allí está la élite de poder del grupo.

La ciencia del Norte es la que creó las precondiciones tecnológicas para una sociedad opulenta, la que obligó a los militares a pedir ayuda y tiene la religión a la defensiva. Es la que generó las ideas, conceptos y teorías que son obras cumbres de la humanidad, capaces de producir emociones tan profundas como el goce estético o el uso del poder, para decirlo de la manera más modesta posible […].

Del mismo modo, el autor plantea que:

[…] El sistema influye sobre las «ciencias puras» de diversas maneras. Un nuevo sistema social formado en oposición a este, tendrá concebiblemente menos interés por el psicoanálisis, la topología algebraica y la electrodinámica cuántica, que por las teorías de la educación, del desequilibrio ecológico general del planeta, de la imaginación creadora o de la ética. Esto produce una reasignación de recursos y por tanto un distinto tipo de ciencia.

Asimismo, afirma que en la actualidad existe una reasignación de recursos, mediante los cuales se presiona a los científicos a abandonar los temas de investigación a que dedicaron todas sus vidas o se imponen métodos, directivas o teorías ideadas por un déspota para consolidar su régimen […].

Enunciado 3. Desarrolle el concepto de Biopoder y relaciónelo con el de Políticas Públicas pasadas y presentes, de Eugenesia, y el Programa fuerte de las Neurociencias.

El concepto de Biopoder está vinculado con dos tecnologías fundamentales: la anatomo política-poder sobre los cuerpos, la cual agrupa las disciplinas militares y la educación; y la biopolítica, de las poblaciones y cuerpos, que toma como blanco el cuerpo, la especie humana.  A partir del siglo XIX surgen la estadística, la demografía, entre otras, como formas de control sobre las poblaciones. Foucault (1977, pp. 17-18) expresa que:

[…] En el siglo XVIII, una de las grandes novedades de las técnicas de poder fue el surgimiento, como problema económico y «político», de la «población»: la población-riqueza, la población-mano de obra o capacidad de trabajo, la población entre su propio crecimiento y los recursos de que dispone. Los gobiernos controlan la vida y sus diferentes variables: natalidad, fecundidad, morbilidad, duración de la vida, estado de salud, frecuencia de enfermedades, longevidad, formas de alimentación y de vivienda, y analiza la tasa de natalidad, la edad del matrimonio, los nacimientos legítimos e ilegítimos, a incidencia de las prácticas anticonceptivas, entre otras […].

Con relación a la eugenesia, en su ensayo «Cuerpo y biopoder en los trabajos de Michael Foucault», Murillo (2017, s. p.) plantea que:

[…] El biopoder ha cometido y comete los peores holocaustos y genocidios en nombre de la vida.  El genocidio se ejerce sobre la vida, la raza y los fenómenos masivos de la población. Se mata de manera presuntamente legítima, a quienes representan, según afirmaciones científicas, un peligro biológico para los demás, de ahí la importancia que toma desde el siglo XIX la raza en relación a la biología, y con ella la eugenesia, construida en el ámbito anglosajón para dominar el mundo, y cuyo rostro más brutal y manifiesto se mostró en el nazismo […].

  1. a) Políticas públicas pasadas y presentes de eugenesia

Foucault, citado por Murillo (2017, s. p.), sostiene que «el objetivo del biopoder se construye en el sexo».  En tal sentido, la enorme tecnología de poder que se extiende a partir del siglo XXI es el dispositivo de la sexualidad. El mismo se funda o establece en las instituciones gubernamentales y privadas que consolidan no solo el progreso de las fuerzas productivas, sino también la categoría social y formas de supremacía. El convenio entre acumulación de seres humanos y de capital fue ratificado por el ejercicio del biopoder y, por tanto, en relación con la valorización del cuerpo viviente.

Conforme a los antecedentes de la eugenesia, Ruiz y Suarez 2002 (pp. 86-88) afirman que:

Sir Francis Galton ha sido considerado el fundador de la antropometría y de la genética cuantitativa, dos disciplinas estrechamente vinculadas con su interés fundamental por la cuantificación y la herencia humana.

Con respecto al desarrollo de la eugenesia, Palma (2015, s. p.) expresa que:

[…] Consiste en implementar medidas para el mejoramiento de la descendencia humana, posibilitando la reproducción diferencial de ciertos individuos o grupos considerados valiosos o mejores. Constituyó un entramado de saberes y tecnologías sumamente extendido e influyente en la primera mitad del siglo XX, pero que con algunas variaciones persiste en la actualidad.  La eugenesia toca los límites de lo humano al pretender intervenir y controlar la descendencia; se asocia a algunas de las peores consecuencias del racismo y al establecimiento de jerarquías humanas sobre bases pretendidamente biológicas; se asocia también al uso brutal de las tecnologías sociales y médicas, y al genocidio de la segunda guerra mundial […].

García (1999, p. 86), en Cuba, expresa que:

[…] La introducción de las ideas eugénicas en Cuba se produjo más o menos simultáneamente, tanto en relación con los temas médicos, como con los biológicos y los sociólogos en la enseñanza universitaria; también por abogados, que trataron cuestiones legales, y antropólogos que abordaban la criminalidad, la prostitución y otros males que aquejaban a la sociedad cubana. Asimismo, se implementaron medidas tales como: el certificado médico prenupcial, esterilización de los criminales y débiles mentales, control de los inmigrantes, concursos de higiene, entre otros […].

Molina (2017, p. 34), en Perú, afirma que:

[…] La eugenesia inicia con el segundo mandato de gobierno del expresidente Alberto Fujimori. Como parte de su estrategia para reducir la pobreza, Fujimori opto por disminuir los nacimientos de las familias más pobres y lanzó el Programa Nacional de Población 1999-1995, con el que se propuso incrementar el uso de métodos anticonceptivos. En 1996 impulsó el programa de Salud Reproductiva y Planificación Familiar 1996-2000, que incluyo un método denominado Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria, que en la práctica consistió en la esterilización —no siempre voluntaria— de un número aproximado de 300,000 personas, de las cuales se presume que unas 250,000 fueron mujeres […].

En la actualidad se practica la eugenesia, aunque hay una diferencia entre la eugenesia clásica y la actual. Con respecto a lo expresado, Soutullo, D.  (2000, s. p.) considera que:

[…] La eugenesia actual es toda intervención individual o colectiva, encaminada a la modificación de las características genéticas de la descendencia, independientemente de la finalidad terapéutica o social que se persiga.  Esta definición engloba decisiones privadas, es decir, individuales, familiares, sobre tratamientos terapéuticos, siempre y cuando se realicen con la finalidad de influir sobre la transmisión de características genéticas a la descendencia. El autor plantea dos características propias de la eugenesia actual: Técnicas y Sociales.

Técnicas: Desde el punto de vista técnico, la eugenesia actual se caracteriza por la posibilidad de emplear procedimientos de biología molecular para el diagnóstico genético y la intervención directa sobre los genes. Entre ellas estarían los diagnósticos preinplantatorio y prenatal, la terapia génica germinal y la ingeniería genética de mejora (preinplantatorio y prenatal) se aplican en la actualidad, mientras que las intervenciones en la línea germinal aún no están desarrolladas.

Sociales: 1. Privacidad: la eugenesia actual se plantea como una cuestión privada de los individuos y sus familias, como parte de su derecho a la reproducción. 2. Voluntariedad: Cualquier intervención eugenésica, al menos en teoría, se basa en la decisión libre y voluntaria de las personas afectadas. 3. No discriminación: las potenciales practicas eugenésicas que se propugnan en la actualidad no se dirigen, en principio, a grupos de población específicos que pudieran resultar discriminados en sus derechos como consecuencias de esas prácticas, sobre todo si son aplicadas de modo coactivo […].

  1. b) El Programa fuerte de las Neurociencias

El cambio de época se manifiesta de diversas formas: el impacto de las tecnologías, las ciencias biológicas y las neurociencias son algunas de ellas. Las neurociencias son el proyecto interdisciplinario para conocer el cerebro, las mismas emergen como técnicas de gobierno en las poblaciones y se desenvuelven a partir del desarrollo tecnológico. En tal sentido, Ehrenberg, A. (2004. s. p.) plantea que:

[…] A partir de los años 1980, las neurociencias permitieron la producción de dos cambios. Por un lado, las enfermedades neurológicas y las enfermedades mentales se han vuelto susceptibles de ser abordadas como una especie de enfermedad. Por otro lado, el perímetro de acción de esas disciplinas se extendió a las emociones, a los comportamientos sociales y a los sentimientos morales. Gracias a la imaginación cerebral y a las nuevas técnicas de la biología molecular que permiten «ver el cerebro en acción», se podría no solo esperar progresos en el tratamiento de las patologías mentales, sino también anunciar el surgimiento de una biología de la conciencia del espíritu […].

En lo concerniente a lo planteado por Ehrenberg sobre la imaginación cerebral, Hagner Michael (2010, p. 435) plantea que:

[…] En la historia de las ciencias humanas, las innovaciones en tecnología de la visualización han influido en la propia percepción de la naturaleza física y moral del hombre. La neuroimagenología ha convertido los fenómenos sicológicos en categorías visuales, transformando de este modo su estatus epistémico y cultural. Existen dos escenarios posibles. O bien las imágenes del cerebro vendrán a jugar un papel fundamental a la hora de determinar nuestra identidad, al menos en ciertos ámbitos, o bien eventualmente perderán su atractivo, pues contemplar imágenes asociando supuestos estados mentales con ciertas regiones del cerebro resultará a la larga ineficaz, si no consiguen proporcionar algún tipo de comprensión más profunda al modo en que se relacionan el estado cerebral y los estados mentales […].

Respecto a las Neurociencias, Ehrenberg, A. (2004, s. p.) afirma que:

[…] El programa fuerte identifica conocimiento del cerebro y conocimiento de sí mismos, y en el plano clínico, cree poder fundir la neurología y la siquiatría, es decir, in fine, tratar las sicopatologías neuropatológicamente, y tal vez en un plazo más largo, actuar más eficazmente sobre nuestra maquinaria cerebral para aumentar nuestras capacidades de decisión y acción. Tal versión maximalista, busca construir una biología del espíritu «una neurobiología de la personalidad», dicho de otro modo, una biología del individuo […].

Con relación a lo esbozado, Rose Nikolas, citado en Roca, Luis (2018, s. p.), plantea lo siguiente:

[…] Considera que la característica de nuestra época es la neurociencia. Pero hay que contextualizarla en la dinámica de la biopolítica. La biopolítica es un fenómeno de gobierno moderno que consiste en que la vida ha ingresado a la política. Se trata de gestionar la vitalidad. Se trata de maximizar el bienestar. Lo hace a través de la somatocracia: la salud se convierte en una obligación política y económica. Desde finales del siglo XX, los gobiernos se hacen cargo de la salud de la población. Inicialmente la cuestión se plantea en términos físicos, cuya preocupación central es la degeneración de la raza. A partir del siglo XX la preocupación es la salud mental. Se trata de gestionar la salud mental en todos los ámbitos cotidianos: familia, trabajo, educación, ocio. Los seres humanos se convierten en sujetos sicológicos, cuyos estados pueden ser regulados […].

REFERENCIAS

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